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Gentileza Mega |
Cuando se supo que Mega adaptaría la versión argentina de "Sres Papis" varias fueron las críticas al respecto: Que no era una historia original, que otra vez el canal se centraba en la paternidad, que sería una historia distante, una comedia más, entre otros comentarios a priori; No obstante, luego del estreno de la nocturna, el 28 de junio, todo quedó en el olvido y la historia de los padres galanes conquistó rápidamente.
El guion adaptado por Rodrigo Cuevas, junto a Ximena Carrera, Nicolás Wellmann, Isabel Budinich y José Fonseca, es ágil, entretenido y cercano, no así vertiginoso, eso es bueno, tiene un buen ritmo interno dado por los diálogos, acciones y personajes, no solo por la edición, que además permite al buen desarrollo emocional.
La teleserie es un torrente de sentimientos, en un capítulo nos podemos encontrar con una imagen bizarra como a tres padres arrestados vestidos de vegetales, reírnos por una frase, emocionarnos por una acción y finalmente sentirnos identificados, comentando un tema tratado. Da lo mismo si eres padre o hijo, si tuviste cerca o no a tu progenitor, la bandera de lucha paternal la hacemos nuestra igual.
Los tres "Sres Papis" tienen el mismo grado de preponderancia, sus historias van alternando protagonismo pasando en mayor y menor medida por el drama y la comedia. Jorge Zabaleta nos muestra un nuevo registro, su Ignacio partió detestable y a la vez querible, entendemos sus trancas. Francisco Melo saca carcajadas, extrañábamos ver su lado lúdico en teleseries y Simón Pesutic logra una mayor cercanía con este rol con problemas más adultos, más sufrido y errático tal vez.
Los niños han sido uno de los grandes atractivos de esta producción, algo sorpresivo, considerando que es una teleserie nocturna, no obstante el tono cómico y conciliador a veces, la hace familiar, siendo Diego Guerrero (Yoni), Hellen Mrugalski (Sofía) y Beltrán Izquierdo (Lucas) el centro de varios comentarios, gran mérito de su capacidad, la cual es desarrollada por sus coach: Macarena Teke, Roxana Naranjo y Alejandra Jara, además del buen ojo de Moira Miller, directora del taller de talentos.
Esta teleserie escarba en las profundidades del ser humano, lo hace desde una manera muy real, desde distintas miradas generacionales, sociales y políticas incluso. Distintas opiniones se enfrentan a temas en común, con intervenciones cómicas que alivianan la trama, para luego volver a exponernos a situaciones que no son ajenas en la vida real. Las relaciones amorosas no se concretan por la presencia de un antagonista sino por la diferencias ideológicas que distancia a las parejas, algo real, identificable y atractivo de ver en una producción de apariencia liviana, pero que entre anécdota y conflictos amorosos, habla de otros grandes temas como la paternidad, de la violencia intrafamiliar, los excesos, las diferencias sociales, la injusticia, la imposibilidad de gestar, la interacción entre padres e hijos, la sexualidad, del perdón, las relaciones humanas, los conflictos laborales y de los sentimientos en los tiempos actuales, en que el producir parece más importante que el sentir.
Un elenco talentoso, equilibrado, algunos brillan por la bondad de su personaje, como Rodrigo Muñoz y su simpático Sotito, otros por mostrar un lado más oscuro como el talentoso Hernán Lacalle y su autoritario Alberto Echeñique, quien en su defensa también tiene argumentos en su lucha, los que se ven opacados con su proceder.
La primera nocturna de María Eugenia Rencoret en Mega a mi juicio es más de lo que aparenta ser, es más que una anécdota como la del "Abememe", es un reflejo de nuestra realidad, matizada con humor y mucha emoción, eso cautiva. Solo la jugarreta programática de comenzar quince minutos, o más, de lo prometido ensombrece una buena producción.
La teleserie es un torrente de sentimientos, en un capítulo nos podemos encontrar con una imagen bizarra como a tres padres arrestados vestidos de vegetales, reírnos por una frase, emocionarnos por una acción y finalmente sentirnos identificados, comentando un tema tratado. Da lo mismo si eres padre o hijo, si tuviste cerca o no a tu progenitor, la bandera de lucha paternal la hacemos nuestra igual.
Los tres "Sres Papis" tienen el mismo grado de preponderancia, sus historias van alternando protagonismo pasando en mayor y menor medida por el drama y la comedia. Jorge Zabaleta nos muestra un nuevo registro, su Ignacio partió detestable y a la vez querible, entendemos sus trancas. Francisco Melo saca carcajadas, extrañábamos ver su lado lúdico en teleseries y Simón Pesutic logra una mayor cercanía con este rol con problemas más adultos, más sufrido y errático tal vez.
Los niños han sido uno de los grandes atractivos de esta producción, algo sorpresivo, considerando que es una teleserie nocturna, no obstante el tono cómico y conciliador a veces, la hace familiar, siendo Diego Guerrero (Yoni), Hellen Mrugalski (Sofía) y Beltrán Izquierdo (Lucas) el centro de varios comentarios, gran mérito de su capacidad, la cual es desarrollada por sus coach: Macarena Teke, Roxana Naranjo y Alejandra Jara, además del buen ojo de Moira Miller, directora del taller de talentos.
Esta teleserie escarba en las profundidades del ser humano, lo hace desde una manera muy real, desde distintas miradas generacionales, sociales y políticas incluso. Distintas opiniones se enfrentan a temas en común, con intervenciones cómicas que alivianan la trama, para luego volver a exponernos a situaciones que no son ajenas en la vida real. Las relaciones amorosas no se concretan por la presencia de un antagonista sino por la diferencias ideológicas que distancia a las parejas, algo real, identificable y atractivo de ver en una producción de apariencia liviana, pero que entre anécdota y conflictos amorosos, habla de otros grandes temas como la paternidad, de la violencia intrafamiliar, los excesos, las diferencias sociales, la injusticia, la imposibilidad de gestar, la interacción entre padres e hijos, la sexualidad, del perdón, las relaciones humanas, los conflictos laborales y de los sentimientos en los tiempos actuales, en que el producir parece más importante que el sentir.
Un elenco talentoso, equilibrado, algunos brillan por la bondad de su personaje, como Rodrigo Muñoz y su simpático Sotito, otros por mostrar un lado más oscuro como el talentoso Hernán Lacalle y su autoritario Alberto Echeñique, quien en su defensa también tiene argumentos en su lucha, los que se ven opacados con su proceder.
La primera nocturna de María Eugenia Rencoret en Mega a mi juicio es más de lo que aparenta ser, es más que una anécdota como la del "Abememe", es un reflejo de nuestra realidad, matizada con humor y mucha emoción, eso cautiva. Solo la jugarreta programática de comenzar quince minutos, o más, de lo prometido ensombrece una buena producción.
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