lunes, 11 de julio de 2016

"BALA LOCA", NO TODO ES FICCIÓN

Reproducción Chilevisión
 Concluyó el segundo capítulo de "Bala Loca" y la adrenalina está a mil, el final de episodio genera las ganas de que avance luego la semana para ver el siguiente capítulo y no es porque estuviéramos viendo un clip de escenas, un diluvio de balas ni percusiones, todo lo contrario, la cantidad de información que nos entregan está inteligentemente bien distribuida, bien contada, sumado a la intriga sembrada, hace que esta producción se convierta en un placer y desde ya en una adicción.

 La primera serie de Filmosonido, ideada por el productor Marcos De Aguirre y David Miranda, quien la escribió junto a Gonzalo Maza y Pablo Toro. Financiada con fondos del Consejo Nacional de Televisión y Chilevisión, tiene un sello propio, desde su protagonista, Mauro Murillo, un personaje que tiene algunas características del Doctor House, pero se siente mucho más real, que se muestra empoderado, resuelto e incluso indestructible sobre su silla de ruedas y que en la intimidad evidencia sus miedos, una sólida interpretación de Alejandro Goic.

 La serie está muy bien cuidada en lo visual, en el texto, en las impecables actuaciones de un elenco de lujo y en cada detalle que compone la escena, gran trabajo de arte a cargo de Ángela Torti y de fotografía responsabilidad de Arnaldo Rodríguez y Benjamín Echazarreta. Hay un peso dramático importante, hay miradas y silencios que comunican, algunos la encuentran algo lenta, quizás porque estamos acostumbrados a producciones rápidas, más efectistas, sin continuidad emocional, esta tiene un ritmo correcto a mi parecer, con desarrollo, reacciones y emociones captadas con excelencia por Gabriel Díaz y Oscar "Chamo" Godoy, los directores.

 No podemos esperar décadas para mostrar lo sucedido en tiempos pasados como con las series "Los 80" o "Los Archivos del Cardenal", los problemas actuales se muestran en el ahora y ese es uno de los tantos valores de la serie, una ficción con mucha realidad, que habla de lo contemporáneo sin tanto adorno, que opta por decir y mostrar antes que insinuar, que en un mismo capítulo nos muestra injusticias en distintos niveles, una reconstrucción en la relación padre e hijo, una bomba de vacío, un pito de marihuana, corrupción, robo, aceptación, mentiras y un asesinato. Un thriller policial matizado con relaciones personales y sentimentales que además cuenta historias de nuestro país, saca a relucir dolores y nos muestra las repercusiones del pasado en un caótico presente, desde una estética bien trabajada y para nada pesimista. 

 A mi juicio esta producción no solo subió un peldaño en la calidad de series nacionales, sino que dio un salto en catapulta. Recomendada, de manera inesperada te sumerge en la trama, te entretiene y hace reflexionar. Si hay algo que criticar es que la serie comienza quince minutos después de lo anunciado y no a todos les gusta esperar, ojo ahí. He de esperar que los próximos capítulos sigan una línea similar o mejor.

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